domingo, 5 de febrero de 2012

La LLamada. Capitulo 11


CAPITULO 11
La Llamada

Cristal Roto
¿Has sentido alguna vez que tenías que empezar de nuevo,
ser una persona distinta y liberarte?
¿Te has sentido alguna vez como si mirases a través de un cristal roto
con un futuro roto y un pasado hecho añicos?
No dejes que los "y sí" ni los "debería haber
sido" te retengan.
Es tu momento y son tus sueños.
Sé un sol que brilla
no una nube gris y apagada.
Tú puedes cambiar el mundo
y traer la luz.

No quería sonar como Susanita la Optimista pero como ya se verá, cuando estás listo para avanzar o si haces las paces con el dolor, encuentras un rayo de esperanza. El mío llegó en la forma de una llamada telefónica. Yo hablaba con Patrick, uno de mis amigos más antiguos, por mi teléfono celular. Él y yo apenas habíamos descubierto iTunes y él tocaba algunas melodías en su computadora para mí. De hecho, se trataba de 'I can't take it' de Tegan y Sara. Nunca lo olvidaré. Mi mamá estaba por allí en la cocina y respondió al teléfono de la casa cuando sonó. Gritó tan fuerte que pensé que alguien había muerto. Entonces, un instante después; comenzó a gritar '¡Lo lograste! ¡Lo obtuviste!' Lo que obtuve fue a Hannah. Obtener justo lo que deseas es un sentimiento extraño y fascinante. No sucede con mucha frecuencia; por tanto, cuando ocurre, tu cerebro empieza a decir: Whoa, esperen ¿de qué se trata todo esto? Resulta tentador fijarte en las desventajas o en la prisa con que debes realizarlo. Sin embargo, al ver que mi mamá saltaba feliz, sí, mi mamá saltaba, por fin tuve que aceptar que aquello era bueno. Le ordené a mi cerebro que se tranquilizara. ¡Era fabuloso! ¡Había obtenido un papel! ¡Un personaje que me encantaba! Podría cantar y actuar. Era demasiado perfecto. A medida que me daba cuenta de la realidad, también comencé a saltar y a gritar. El pobre Patrick quedó a la espera en el otro lado de la línea telefónica. Debe haber pensado que un tornado destruía nuestra casa. Toda la mañana, es decir, cuando mi mamá respondió la llamada telefónica y cuando gritó que había obtenido el papel, me pareció como si hubiera comprado un boleto de lotería y hubiera ganado, tan simple como eso. Pero ahora ustedes saben que fue más como una lotería en cámara lenta durante la cual se presentaron muchas oportunidades para el dolor, el sufrimiento y una visita demasiado larga al baño. Nunca olvidaré cómo se siente haber sido esa chica, ya saben a quién me refiero. A esa chica sin amigas que se sienta sola en la cafetería cada día y que resulta claro que sólo intenta sobrevivir pero a quien, sin embargo se dirigen a otros chicos con el fin de molestarla, y una parte de ti se siente mal por no hacer algo para impedirlo pero otra parte de ti siente un gran, gran alivio porque no eres tú el que está sentado allí. Ésa era yo, y era horrible. Obtener el papel lo cambió todo de manera súbita e irreversible. Yo avanzaba y dejaba atrás el pasado pero no me atreví a olvidar la lucha. Existía una razón para ello. Yo traigo a esa chica conmigo y ella me recuerda que debo ser compasiva, que no debo guardar rencores que debo estar presente para los demás cuando sepa que me necesitan.
A mi papá le gusta recordarme la ley del movimiento de Newton: que por cada acción existe una reacción de igual medida pero en sentido opuesto. Por todo lo que luché durante ese año, por todas las horas que estuve sola o resguardada en mi habitación mientras escribía canciones, había un equilibrio. Un equilibrio en mi vida, así como hay un equilibrio en el mundo.
Por cada acción existe una reacción de igual medida pero en sentido opuesto. Nunca sabes cómo lucirá del otro lado pero con el tiempo lo verás, si mantienes los ojos abiertos.
En verdad creo en eso. Allí estaba: una sola llamada telefónica que era más que una recompensa por el infierno de sexto grado. Los saltos. Los gritos. La locura. (Papá sólo dijo '¿Lo ves? Te lo dije. Ese papel era para ti') Yo había viajado a Los Ángeles para presentarme a las audiciones o para reunirme con los ejecutivos de Disney al menos cuatro veces. Había sido muy bajita para el papel. Ellos querían a una chica más alta o a una chica de más edad; o a una chica con mejor voz para el canto o con más facultades para la actuación; o alguien con todas las características anteriores. Se habían esforzado mucho por encontrar a otra persona que no fuera yo para ese papel. Yo había trabajado y esperaba ser Hannah, y me había defendido de una manada de acosadoras adolescentes (bueno tres) todo ese horrendo sexto grado. Tenía once años de edad cuando hice la audición por primera vez. Ahora, después de un año, ya tenía doce años de edad. * aún no era muy grande pero.., Ahora por sorprendente que sea, increíble e imposible que pareciera, el papel era mío.

Este había sido mi sueño desde que tenía uso de memoria
Sin embargo, por extraño que parezca, ahora en verdad sucedía, mi emoción no era tan grande por lo que había logrado y por el destino que me esperaba, si no por escapar. Yo no pensaba: '¡Genial!' ¡Obtuve un papel en un programa de Disney' ¡Por fin me dieron un papel, ¡Voy a ser una gran estrella!'. Hannah Montana debió ser un proyecto que me atrajera muchísimo; no obstante, sólo fue una excusa para escapar del que había sido el peor año de mi vida. Estaba decidida a salir de Nashville antes de comenzar la preparatoria. Entonces, cuando recibí la llamada, sentí como si Dios me salvara de una situación imposible. Mi primer pensamiento (después de los gritos y la locura desquiciada, desde luego) fue '¡Me largo de aquí!'

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