miércoles, 1 de febrero de 2012

Cuando Disney habló. Capitulo 7


CAPITULO 7
Cuando Disney habló.



Fue como si alguien quisiera compensarme por lo que sucedía en la escuela. Poco después del incidente en el baño recibí otra llamada sorpresa; esta vez Disney dijo que quería que yo fuera a Los Ángeles a adicionar en persona para Hannah Montana. ¡Estaba a mitad del año escolar! ¡Excelente! Podía perderme la escuela; es decir, la cámara de tortura. Pero entonces recordé que también tenía importantes compromisos con mi equipo de porristas. El hecho de faltar a un solo entrenamiento significaba un gran problema. La coreografía depende de que todas se presenten. Después de todo, no puedes hacer una pirámide sin la chica de la punta. De hecho, ¡Incluso es peor intentar hacer una pirámide sin una de las chicas de abajo! De alguna manera mi mamá logró que me excusaran de los entrenamientos. Volé a Los Ángeles, con suma ansiedad practiqué el guión con mamá, me apresuré para llegar a tiempo a la audición, apenas podía contener la emoción, abrí la puerta de la sala de espera y... ahí había otras cincuenta aspirantes a Hannah a la espera de ser examinadas. Mi mamá y yo nos miramos. Habíamos pensado que yo era finalista. Creo que nos equivocamos. Bromeamos acerca de que tenían suficientes Hannahs allí para cada estado, no sólo Montana. (Hannah Indiana, Hannah Connecticut, Hannah Idaho...) Lo sé, Lo sé, pero teníamos mucho tiempo que matar en esa sala de espera. La sala de espera para las audiciones de Hannah Montana era como una atestada sala de espera de un consultorio médico. Había revistas viejas, olores extraños, toneladas de tensión... y todas estábamos a punto de ser examinadas. Algunas de las mamás que esperaban con sus hijas se habían puesto demasiado perfume, lo cual me provocó un dolor de cabeza instantáneo. El único punto de gracia fue que al menos no seríamos vacunadas, aunque estaba segura de que el hecho de no obtener el papel sería al menos igual de doloroso y el dolor duraría más tiempo.
Mientras esperábamos y esperábamos y esperábamos un poco más pude ver que algunas de las chicas y sus mamás nos observaban. Mi mamá, gracias a Dios nunca había sido 'ese tipo'. Ella ignoró las miradas pero yo no pude. Había mucha tensión en esa sala. No podías evitar preguntarte quién era más bonita, o estaba mejor preparada o era más talentosa. Mientras estaba allí sentada miré furtivamente a las otras chicas. No reconocí a ninguna de ellas, y no es que lo esperara. Ya había hecho algunas audiciones pero en realidad no conocía bien la cuidad ni a la gente. La mayoría de las chicas eran mayores que yo y mucho más altas. Muchas de ellas eran hermosas. Algunas tenían brillantes cabellos negros, otras tenían cabello rubio; algunas, relucientes dientes blancos. Observé cómo estaban vestidas, cómo se habían maquillado y cómo se habían arreglado el cabello. En cuanto al aspecto, yo estaba segura de que la mayoría de esas chicas podía obtener el papel sin esfuerzo. Y sólo podía imaginar el grado de experiencia que tenían. Me sentí fuera de lugar. Las audiciones eran, por mucho, los momentos más temibles y enervantes que había vivido. Cada uno era como presentar un examen. Me gustaba actuar, así que siempre estaba emocionada, pero también siempre deseaba el trabajo realmente, de manera que la ansiedad era enorme. Sin embargo, ese día en particular, despertó la porrista que llevó en mi interior. Mi entrenadora del equipo de porristas, Chastity, era muy severa. En Nashville, algunas personas me trataban distinto por ser hija del cantante Billy Ray Cyrus. Eran condescendientes conmigo porque mi papá era alguien. Pero Chastity no. Si me equivocaba, me hacía correr algunas vueltas como a cualquier otra de mis compañeras. Si acaso, era más severa conmigo. Yo tenía miedo a volar; es decir, de ser la persona de la parte superior de la pirámide, que vuela por los aires, pero ella me obligó a trabajar de manera individual con el entrenador de acrobacias. Yo no era la mejor acróbata pero ella me hizo practicar hasta que mi salto mortal salió perfecto. Reboté muchísimas veces, hasta sentir que había girado en círculos durante horas. A Chastity no le importo todo el tiempo que me tomó. Estaba orgullosa, siempre y cuando yo no renunciara. Siempre decía: 'No puedo no es una palabra.' me dijo que cuando quería algo, tenía que trabajar duro por ello. Yo deseaba mucho ese papel. ¿Quién podía decir que esas refinadas chicas de Los Ángeles eran mejores que yo? Cuando por fin me llamaron, estaba lista.
En la sala de audición me enfrenté a un panel de diez personas. Me paré allí, vestida con mi corta falda blanca y mi camiseta Abercrombie. Lo que deseas es que esas personas te recuerden, de manera que me aseguré de ser extrovertida. Um, no fue exactamente algo difícil. Por una vez en mi vida fue una ventaja que yo hablara tanto. Sólo tenía que asegurarme de ser yo misma en lugar de permitir que mis nervios me dominaran. La gente del casting me pidió leer un guión y luego cantar. Canté un poco de Mamma Mia! como es la mayoría de las audiciones, sus comentarios fueron '¿Puedes hacerlo un poco más brillante?' o 'Léelo otra vez, como si en verdad estuvieras enojada con tu hermano' (Es gracioso, yo estaba muy nerviosa y no tenía idea de quiénes eran las personas que formaban el panel. Para mí sólo eran desconocidos intimidantes. Ahora son personas con quienes trabajo muy de cerca todos los días) Cuando salí de la sala no tenía idea de cómo lo había hecho. Y tampoco podía relajarme, a pesar de que ya había terminado; o casi. La parte más estresante de toda la tortura de las audiciones es que no puedes marcharte a casa hasta que ellos te digan que ya terminaste. Tienes que quedarte en la sala de espera y mirar cuando llaman a las demás chicas; mientras tanto, te preguntas si te llamarán para leer algo distinto o para cantar otra vez. O si no te llamarán de nuevo pero de todas maneras debes quedarte. ¿Les gustaste? ¿Les encantaste? ¿Alguna persona te odia? ¿Les preocupa tu cabello? ¿Tu estatura? Nunca te dan el más mínimo destello de esperanza. Yo di lo mejor de mí, pero terminamos por marcharnos a casa en Nashville sin buenas noticias. Entonces un par de semanas después, recibí otra llamada. '¡Eres finalista!' De acuerdo, ahora sí hablábamos en serio. Quizá ya tenía mi boleto para escapar de sexto grado después de todo. Una vez más, pedí permiso para ausentarme del equipo de porristas. Dos strikes. Uno más y Chastity me expulsaría del equipo. Volé a Los Ángeles, con suma ansiedad practiqué el guión con mamá, me apresuré para llegar a tiempo a la audición, apenas podía contener mi emoción, abrí la puerta de la sala de espera y... ahí había otras treinta aspirantes a Hannah a la espera de ser examinadas, ¿Les suena conocido?
Comencé a sentirme como una de esas pelotas que están sujetas a una raqueta por medio de un hilo elástico. Cada vez que me golpeaban, me jalaban de regreso, sólo para golpearme otra vez. Bueno, en realidad fue más amable que eso, pero yo tenía once años. Era una montaña rusa.* ¿Es esta una metáfora más amable?. En los rostros de estas treinta chicas contemplé la sombría realidad. Apenas había logrado un pequeño progreso. En definitiva tendría que regresar a sexto grado.



7 lugares a los que quiero ir:
 Islas Fidji
 Australia
 Italia
 Hawai
 Alemania
 España
Carolina del Norte.

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